Conclusiones del IV RESTAURARIOS
Organizado conjuntamente por el CIREF y la Confederación Hidrográfica del Tajo, se ha celebrado en Toledo, del 21 al 23 de junio, el IV congreso Ibérico de Restauración fluvial, con el objetivo de profundizar en el papel que la restauración fluvial va a desempeñar en un contexto de crisis climática y cambio global.
Más de 420 participantes han mostrado un variado elenco de proyectos de restauración, técnicas, experiencias y reflexiones en más de 150 comunicaciones y 10 talleres prácticos, agrupadas en 5 bloques temáticos. El congreso finalizó con una salida de campo el día 23 para visitar el proyecto de restauración del río Manzanares a su paso por El Pardo.
Estas conclusiones se han resumido acorde a las 5 temáticas abordadas en el congreso.
En relación con la recuperación de la vida en los ríos la compartimentación de los ríos sigue siendo uno de los motivos principales de preocupación y sigue habiendo asignaturas pendientes, como la migración descendente. Las actuaciones de mejora de la permeabilidad de obstáculos se postulan como el principal motivo del aumento de la población de especies migradoras de peces por lo que incluir la recuperación de la conectividad en la planificación es imprescindible. En este sentido, disponer de inventarios exhaustivos y de herramientas que incluyan parámetros biológicos para ayudar a la toma de decisiones a la hora de priorizar las actuaciones son factores claves, así como el desarrollo y validación de nuevos sistemas de paso. Las especies invasoras, su detección temprana y control es otro de los aspectos en los que se continúa trabajando.
En lo referente al caudal, sedimento, procesos y espacio fluvial se concluye que en el caso del derribo de presas es importante planificar la gestión del sedimento. El conocimiento sobre su transporte es fundamental, tanto a través de trabajos experimentales como de herramientas teóricas. La mejora de la conectividad lateral y vertical de los ríos mediante la recuperación de antiguos brazos y la reintroducción de la fracción gruesa del sedimento son acciones esenciales para revertir la incisión, aumentar la conectividad hidráulica lateral y la cota del nivel piezométrico. Estos aspectos mejoran, además, la gestión del riesgo de inundabilidad. Por otra parte, la aplicación del protocolo de hidromorfología indica que se debería revisar la relación entre la hidromorfología y el estado ecológico, así como los indicadores que analizan la conectividad vertical.
Respecto a la gobernanza, gestión y protección de los ríos, es necesaria la cooperación entre los diversos agentes con competencia o presencia en el territorio para el desarrollo óptimo de los proyectos de restauración. Resulta imprescindible generar sinergias entre las administraciones implicadas, el mundo académico, agentes locales, movimientos conservacionistas y el sector privado. Así mismo, para asegurar el éxito de las labores de restauración, resultan claves una buena comunicación y divulgación. Es relevante imbricar políticas e instrumentos generales de conservación y restauración con la planificación hidrológica. Se debe abordar la restauración desde distintos enfoques, con técnicas diversas e involucrando a varios actores, tanto desde la planificación como desde la gestión de los recursos. Un avance en la restauración fluvial es conseguir cambiar el paradigma de las “limpiezas”, dragados de cauces o protección de márgenes como únicas vías de mejora de los ríos, encaminando estas actuaciones hacia la restauración ecológica, integrada en la infraestructura verde territorial.
Sobre ríos y educación ambiental, concienciación, divulgación y participación se concluye que la capacitación, integración y participación de las poblaciones locales en los proyectos de restauración es imprescindible. El fortalecimiento de las capacidades sociales y la participación en la toma de decisiones es más que nunca necesaria, dado que disminuye la vulnerabilidad frente a los riesgos de convivir con el río. Trabajar con las gentes del territorio en la búsqueda del paisaje cultural tradicional fluvial, y los usos históricos las fideliza. Se ha constatado la importancia de recuperar la memoria de los ríos absolutamente borrados, sobre todo en los entornos urbanos donde es frecuente que no quede ninguna huella de ellos. El conflicto en torno a intervenciones de restauración debe de ser una oportunidad de transformación y como tal no ha de eludirse. La participación ha de ser real, empezar en las fases previas a los proyectos, y continuar durante la realización de las obras y al final, a modo de retorno a la población.
Por último, en referencia a los ríos urbanos: reto en la restauración fluvial, existe incertidumbre sobre la definición y delimitación de los tramos urbanos de cauces públicos. Los tramos urbanos naturalizados en los que se han retirado infraestructuras duras y se ha mejorado la dinámica fluvial, aportan más beneficios ecosistémicos y sociales que los ríos completamente encauzados. Sin embargo, tras las actuaciones es imprescindible una gestión y seguimiento que permita evaluar el grado de cumplimiento de los objetivos establecidos y que contribuya a la permeabilidad de las medidas. En tramos urbanos no son útiles los indicadores hidromorfológicos habituales. Sería conveniente desarrollar indicadores específicos.